En esta ocasión nos trasladamos a Los Cancajos, en la Isla de La Palma, nos sorprende especialmente una estructura que íbamos buscando, ya la habíamos visto en fotos, pero nos impresiona la magnitud de la misma, hablamos de la pirámide de Los Cancajos, ya que no se nos ocurre poderla llamar de otra forma, curiosamente se encuentra situada al borde de una ladera impracticable para zonas de cultivos.
Esta estructura está hecha en piedra seca y tiene una escalera que llega a la cima, donde hay una planicie que nos recuerda a un altar con una panorámica impresionante del Este de la isla, está formada por cuatro lados escalonados alineados perfectamente, en la zona encontramos otras estructuras de piedra seca que no le vemos sentido como muros divisorios de fincas, más nos parece un recinto alterado con las posteriores plantaciones que suponemos hubieron en la zona, más teniendo en cuenta como decíamos anteriormente, que el lugar está situado en una ladera, por la que habría sido muy sencillo tirar las piedras en la limpieza del terreno.
Queremos recordar dos citas, una de Abreu Galindo y otra de Marín de Cubas que les brindamos a continuación, juzguen ustedes mismos:
Eran los palmeros idólatras; y cada capitán tenía en su término a donde iban a adorar, cuya adoración era en esta forma: Juntaban muchas piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiese tener la piedra suelta; y en los días que tenían situados para semejantes devociones suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedras, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holguras que usaban; y éstas eran sus fiestas de devoción. Pero no dejaban de entender que en cielo había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo llamaban Abora. Tenían gran cuenta con los días, por las Lunas, a quien tenían en gran veneración. Fr. J. de Abreu Galindo (1632).
Eran grandemente idólatras y devotos; en cada término de los referidos había gran montón de piedras solas, y en ciertos días diputados de la Luna, venían a él todos los vecinos de la comarca a bailar y cantar endechas y corridos y luchar, y comían allí carnes medio crudas y asadas, y leche y otras cosas de su uso. Marín de Cubas (1694).
Para terminar nos gustaría recordar, que estas estructuras de piedra seca, que se encuentran en varias de nuestras islas, son como mínimo de un alto valor etnográfico y están totalmente olvidadas, las estamos perdiendo poco a poco y desgraciadamente es algo irrecuperable, que se valoren estos lugares, que son un cachito de nuestra historia.
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