En el corazón más húmedo y verde de la actual isla de Gran Canaria podemos encontrar un conjunto de cuevas naturales y artificiales muy reutilizadas como hábitat y para guardar ganado. La abundancia del agua fue el motor que puso en funcionamiento todo este contexto
Estas se encuentran muy alteradas, y aunque probablemente pudieron ser indígenas en su origen... no se posee ninguna evidencia material "in situ" de ello. No obstante el lugar posee un alto valor etnográfico.
Según la ficha de PATRINET, el conjunto de cuevas se estructura en tres sectores definidos. El primero que es el más accesible y lo forman unas 10 cuevas retocadas, menos 3 que se encuentran en un nivel superior. Estas cuevas fueron utilizadas como oficinas de los guardas de la heredad y algunas presentan en su interior y alrededores restos de raíles y vagonetas.
Al segundo sector se trata de 9 cuevas, algunas con construcciones históricas adosadas. Entre ellas está la casa-cueva del pastor de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, conservándose incluso los cañizos para curar el queso en dos de las cuevas.
El acceso al último sector del yacimiento, al naciente de los anteriores, se realiza a través del Andén que le da nombre al barranco, estructurado este conjunto en cuevas en tres niveles.
Las cuevas que están en el nivel del Andén tienen un cerramiento llamado por los lugareños "la portá". En la plataforma donde se localizan las casas-cuevas y las cuevas-corrales se encuentran una serie de canalillos asociados a cazoletas, sin que pueda precisarse si obedecen a un origen indígena, el cualquier caso su funcionalidad es evidente, almacenar el agua que cae del mismo risco.
Aunque no se pueda afirmar su origen precolonial... no sería extraño que así fuese, el agua siempre será el mayor problema al que se enfrenta el ser humano, desde sus orígenes, y aquí en Canarias ocupar los márgenes de los barrancos era algo usual, antaño muchos mas caudalosos.
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